jueves, 3 de enero de 2013

Si se qué, no se por qué y no se cómo.

Hoy no voy a hablar de política, de mí, o de mi lucha interna abrasiva. Es algo que odio, me destroza y hablo demasiado. Estoy algo cansada.

El olor de alguien.

O simplemente su esencia en forma algo tangible y efímera, muy efímera.

Identifico a las personas por su olor. No a todas. Solo a algunas. A veces no las conozca de nada.

Son segundos, horas o minutos que me hacen estar bien, o no.

Hay algunas esencias que adoro, que desearía no olvidar jamás. A veces se convierten en desagradable. Y lo hacen. Volver a algo que ya no quieres, y me apena. Es algún olor a recordar pero no quiero volver a sentirlo.

La mayoría de olores me enamoran, aunque bien no sé que es realmente eso fuera de rozarlo, o no.

El olor de alguien, el de un lugar, el de esas sábanas en concreto, el de tu bufanda perdida, el de un lápiz impregnado de esa esencia.

Creo que tengo una enfermedad con los olores. O quizás me estoy convirtiendo en la loca de los olores. Solo con algunos.

Hablo de olores, pero realmente hablo de mucho más, de cosas que jamás diría abiertamente a nadie, pero son las que callo y las únicas que me hacen llorar cuando nadie me ve. Porque como he dicho antes, no todas las esencias me hacen bien. Soy demasiado complicada para conmigo misma.

Después de esto apagaré el pc, recogeré las acuarelas, limpiaré los pinceles, leeré un poco y dormiré. Seguro que vuelvo a soñar algo extraño, últimamente mi subconsciente esta muy activado. Puede ser que recuerde algún olor, ojalá que no, hay uno en concreto que ha activado mi lucha interna abrasiva, y de eso no quiero hablar.