miércoles, 20 de febrero de 2013

Soñar con tu sombra.


Hoy voy a contar qué es soñar con tu propia sombra y luchar contra ella. Es desconocida. Mi otro yo que jamás llegaré a conocer, aceptar o querer. Es tan horrible que he acabado a puñetazos con ella. Y esto quiere decir que me he pegado a mi misma. Un poco extraño todo.

Hoy voy a contar lo horrible que se me hace a veces dormir. Adoraba dormir, adoraba soñar. Pero ahora me da miedo. Ojalá mi subconsciente no se revelara contra mí. Ojalá pudiese viajar a otros mundos menos reales y menos sufibles.

Hoy voy a contar la rutina diferente de cada día. Cada vez odio más todo. Cada vez veo todo más monótono. Cada vez.... cada vez.... y otra vez... Todo esta cambiando para mal.

Hoy voy a contar que solo una cosa me ha devuelto algo de esperanza. Una cosa efímera y momentánea que probablemente mi mente se haya reinventado una y otra vez, algo que no es tan real y tangible como me gustaría. Voy a contar que soy un desastre de persona. Y gracias a eso tengo algo de esperanza.

Hoy voy a contar que probablemente esto no lo lea nadie, pero no me importa.

Ahora voy a contar que hecho de menos mi antiguo yo. Me estoy perdiendo...

miércoles, 6 de febrero de 2013


Perdida por un tramo de mi ciudad. Escoger al primero que pase por tu portal, para dejar al azar o en sus pasos hacia donde me dirijo. Realmente estoy tan perdida internamente como me he perdido en este viaje. Una masa de gente espera en una parada de autobús, y me uno a ellos como una más, aunque me da la sensación de que no parezco invisible, a veces me gustaría serlo. Un viaje agobiante, gritos de niños, padre enfadados, gente volviendo del trabajo, y un autobús atestado de gente que reflejan más problemas que felicidad. Vuelven del centro, quizás más lleno aún. Poco a poco, van desapareciendo,  hasta que finalmente queda un único hombre. Probablemente solo se dedique a explorar como yo, está sentado y ensimismado antes de que yo subiera. Me gusta imaginar la vida de la gente ajena a mí. Me siento perdida, ya no sé donde estoy, pero parece que estamos lejos de la ciudad cuando veo pasar el cementerio. Perderme me da mucho miedo pero a la vez me parece una aventura. Eros-tánatos, algo aún tabú para mí, me cuesta aceptar que las cosas son efímeras. Dejo al autobús acabar su recorrido, estoy descubriendo nuevos lugares que tienen graves daños del "cuidado" humano. Volver a un sitio que te resulta extraño, tengo la oportunidad de volver a atrás, el cementerio ha llamado mucho mi atención. A lo lejos ya veo esa gran muralla que separa el mundo de los vivos y el de los muertos, y como una casualidad "Circo Wonderwall" es el cartel que encuentro antes de llegar, en la parte de mi mundo. El cementerio, algo en gran contrastante con la vida frenética que llevaba el autobús hace unos segundos, ¿vale la pena seguir estando esclava de una sociedad infeliz y de apariencias? al fin y al cabo... acabamos todos en el mismo sitio. Me gusta como cae el atardecer, la puerta está cerrada, pero hay un agujero casualmente, lo suficientemente grande como para mirar.
 
Seguir los pasos de un desconocido, subirse a un autobús cualquiera y finalmente acabar en un cementerio. Me hace reflexionar mucho sobre lo efímero de las cosas, incluso mi vida, las cosas que no deseo en ella y las que sí. Acepto que nada es eterno, incluso alguna vez estas imágenes, y estas palabras se las lleve el viento.